José María Posse
Abogado, escritor, historiador
La proyectada Ruta Turística de la Independencia en el NOA se desarrolla a través un eje central que recorre las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán en toda su extensión. Cada punto evoca un episodio de la gesta libertaria, donde los hombres y mujeres valientes posteriores a 1810 dejaron vidas y fortunas tras el “ideal común”, de la construcción de la patria que nacía.
Crónicas del viejo Tucumán: Los Domínguez, una familia de fundadoresA pocos kilómetros del ingreso a Tucumán desde Salta por la ruta 9, encontramos en el pueblo de Trancas Viejo vestigios del paso de los ejércitos que disputaron palmo a palmo cada pedazo del actual territorio argentino. Fue el centro estratégico para la defensa de todo el norte en la época de la Independencia. La “Posta del Pescado”, cercana al antiguo poblado, fue durante años el paso obligado de los viajeros que iban y venían del Alto Perú. El más importante de ellos fue el virrey del Perú don José Fernando de Abascal, que realizó un viaje terrestre desde Colonia del Sacramento, en la Banda Oriental, hasta Lima, según investigaciones del doctor Luis Yanicelli.
La posta vio pasar también el primer ejército compuesto por 1.150 hombres, que habían salido de Buenos Aires el 6 de julio de 1810 al mando del coronel Francisco Ortiz de Ocampo, secundado por el teniente coronel Antonio González Balcarce. Con el refuerzo de una columna de 200 tucumanos y un nutrido regimiento de santiagueños, se dirigieron al norte con el objetivo de apaciguar el Alto Perú.
Crónicas del viejo Tucumán: Pioneros de nuestra aviación, parte IIPor Trancas ingresaron también las tropas realistas comandadas por el general Pío Tristán, con fines punitivos; allí los bravos hermanos Figueroa, nativos del lugar, hicieron prisioneros a los oficiales de la avanzada española comandada por el teniente Huici, en los días previos a la Batalla de Tucumán, en septiembre de 1812, entre otros sucesos históricos interesantes en detallar.
Iglesia de San José
La antigua iglesia de Trancas Viejo aparece cabecera del curato de Choromoros hacia 1734, en el paraje llamado antiguamente “Vilque”, cercano a la “Posta del Pescado”. Alrededor de esta iglesia se formó la primitiva “Villa de Trancas”, hoy nombrada como “Trancas Viejo”. Es conocido que la falla sísmica que atraviesa la región, produjo una serie de terremotos que afectaron la construcción. La primera fue en 1819, que deterioró seriamente el templo, el que fue reconstruido casi a nuevo. Pero no pudo soportar el temible movimiento sísmico de 1826, que obligó a reedificarla totalmente, según lo detalla el inglés Edmundo Temple en su libro de viajes. El antecedente sísmico más conocido de esa zona fue el terremoto que destruyó, en septiembre de 1692, la ciudad colonial de Esteco. Algunos de sus habitantes emigraron hacia el sur, al Valle de Choromoro, perteneciente a la jurisdicción de Tucumán, en el sitio conocido como Pozo del Pescado. Durante siglos fue el centro de la vida espiritual de la zona, hasta que el traslado de la villa la fue dejando en un segundo plano. Fue declarada Monumento Histórico Nacional por decreto 862 del 25 de enero de 1957. Desde entonces, se realizaron algunos arreglos: el más importante se inauguró el 24 de marzo de 1965 en un acto en el que el principal orador fue el joven historiador Carlos Páez de la Torre (h).
Las postas
Las postas, como se sabe, eran el punto de relevo de la caballada de las diligencias o mensajerías, hasta fines del siglo XIX. Allí se suministraba comida y descanso a los viajeros. De acuerdo con el Reglamento de Postas, cada una de ellas debía tener un mínimo de 50 caballos “buenos y sanos, sin malas costumbres”. Para distinguirlos, se los marcaba con una “P” y se los consideraba propiedad del Estado.
Debía existir “un cuarto para comodidad del viajero y de los correos, de nueve a 10 varas de largo por cinco y media vara de ancho, de quincho o adobe, revocado con mezcla de bosta, con corredor al frente, ventana y puerta con cerradura, blanqueado y con mesa y sillas”. Uno de los trabajos del historiador Walter B. L. Bose enumera las postas en territorio tucumano a fines del siglo XVIII. Saliendo de Santiago, estaba la posta de Las Palmas. Luego venía la de Talacocha (que antes estuvo en Mancopa). El río Salí se atravesaba en balsas de cuero. De San Miguel de Tucumán hacia el norte, la primera posta era la de Tapia. Funcionó por breve tiempo una en Ticucho. La siguiente era la de Vipos, que se conocía como “De Alurralde”. Siete leguas después de Vipos, estaba la posta de Los Hornillos. La última en territorio tucumano estaba en Pozo del Pescado, Trancas. En esa posta estuvieron los Congresales que venían de las provincias norteñas y del Alto Perú, y todas las personalidades de su época.
Párroco realista
Luego de la batalla de Tucumán, en 1812, entre los prisioneros tomados a los realistas estaba el cura de Trancas, Miguel Martín Laguna. El general Manuel Belgrano dispuso su inmediato arresto. Según informó el 24 de octubre al poder central, había encontrado, entre los papeles del jefe realista Pío Tristán, cartas de Laguna que lo revelaban “contrario a nuestra causa”. Además, había “hecho venir a sus feligreses de baqueanos del enemigo”. Laguna se defendió en una nota al gobierno. Decía que se acercó a los realistas por temor a que lo prendiera por error una partida patriota. Alegaba servicios anteriores prestados a la revolución, e invocaba una carta que había dirigido a Belgrano el mismo 24. Con gran fastidio, Belgrano desestimó todos sus argumentos. El cura no le merecía confianza alguna. Lo juzgaba, si no culpable, por lo menos sospechoso y, en el mejor de los casos, un indiferente. Opinaba que “no debe pisar su curato, ni aun el distrito de esta ciudad, mientras permanezcamos en el presente estado”. Y sobre la carta, comentaba que la escribió después de conocer la derrota realista, “con el objeto de deslumbrarme”. Proponía enviarlo a Buenos Aires “y que vaya a la Recoleta para que le enseñen que ningún eclesiástico debe atizar el fuego de la guerra civil y sólo atender a sus obligaciones”. Agreguemos que tiempo después Laguna retornó a su curato. Murió en Trancas en 1829 (Carlos Páez de la Torre, 8 de noviembre de 2013, LA GACETA).
Relevos
Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, por el lugar pasó el general José de San Martín rumbo al norte, para encontrase con Belgrano en 1814, quien le entregó el mando del derrotado ejército. Allí lucieron su gallarda estampa los miembros del Regimiento de Granaderos a Caballo por él creado. Por esas cosas del destino, dos años más tarde, en Trancas, el general Belgrano, relevó al general Rondeau, caído en desgracia, en el mando del Ejército del Norte.
En 1820, durante los tiempos de la República del Tucumán, la provincia fue invadida tres veces por tropas coaligadas de Salta, al comando de Martín Güemes, y de Santiago del Estero, acaudilladas por Juan Felipe Ibarra. El primer enfrentamiento contra las fuerzas tucumanas fue en el Rincón de Marlopa, donde los agresores fueron derrotados; las otras dos, que terminaron por expulsar a los invasores de Tucumán, se combatieron en Trancas, y por último en la localidad de Acequiones, cercana a la Villa Vieja. Es tradición que el pueblo fue saqueado por los coaligados, botín de guerra con el que por entonces se pagaba a los milicianos criollos. Curiosamente, un mural güemesiano señorea en la entrada de la nueva ciudad tranqueña.
Morir como un valiente
Volviendo a la antigua iglesia de Trancas, se conoce que en una de sus paredes exteriores, fue fusilado el ilustre patriota Bernabé Aráoz, héroe de las Batallas de Tucumán y Salta, primer gobernador de la provincia y organizador del Congreso de Tucumán. Fue el primer caudillo federal de la provincia; la Constitución que mandó a confeccionar en 1820 se reconoce como una de los primeros estatutos de neto corte federal, precursora de nuestra actual Carta Magna.
Ya en capilla, con fecha 23 de marzo, el coronel Aráoz testó en presencia del sacerdote Miguel Laguna: “quiero que mi mujer sea mi único albacea y que ella haga inventario de los pocos bienes que quedan… Tengo cuentas pendientes con Dn. Blas Valiente o la testamentaría de Dn. Anselmo Sáenz Valiente; como ya no me han dejado nada en casa se le puede ceder los sueldos que me debe el Estado”.
Él, que había sido uno de los comerciantes y hacendados más poderoso de la provincia, moría pobre y perseguido. Testigos de aquel desenlace coincidieron en que don Bernabé aceptó valientemente su destino, sin vacilaciones. Fue su última acción fumar un cigarrillo de papel del que, al estar casi consumido, hizo caer la ceniza con los dedos al mismo tiempo que exclamó filosóficamente: “la existencia humana es como esta ceniza’. Luego se sometió a la sentencia sin temor. Sus restos descansan bajo una lápida en el interior de la Iglesia.
Los hermanos Heredia
El caudillo federal doctor Alejandro Heredia, héroe de innumerables batallas por la independencia y de nuestras guerras civiles, era hijo de don José Pascual Heredia, alcalde del partido de las Trancas, y de doña Alejandra Acosta, quienes tenían una finca y hacienda en la zona. En la antigua iglesia tranqueña, don Alejandro se casó el día 20 de abril de 1820 con la salteña doña María Josefa Cornejo Medeyros. Eran tiempos convulsionados de luchas intestinas y a él le tocó, sin quererlo, ser parte del referido ejército coaligado que enfrentó a los tucumanos con salteños y santiagueños.
Su hermano Felipe, también destacado militar, fogueado en las guerras por la independencia estuvo acantonado con su regimiento varios meses en Trancas. Vigilando y patrullando la frontera, desde donde se esperaban posibles invasiones. El 26 de noviembre de 1816 fue promovido a capitán de la 1ª compañía del 1º Escuadrón del Regimiento de Dragones. Con el tiempo, y gracias a su impecable foja de servicios, sería designado gobernador de Salta.
También en esa Iglesia fue bautizada la genial artista tucumana Lola Mora, que nació en su casa paterna, frente a la referida plaza, tal como lo hemos presentado en notas publicadas desde esta columna del 8 y del 20 de noviembre de 2022, donde palmariamente (con un grupo de investigadores, historiadores, abogados y genealogistas) demostramos la “tranqueñidad” de la genial artista tucumana, de fama universal, la que con obstinación inconcebible continúan negando los salteños, que la hacen nacida en El Tala.
A pocos kilómetros del lugar, se encuentra el célebre “Pozo del Pescado”, una huella significativa del paso de San Francisco Solano por estas tierras. Según la tradición, el santo al ver que la población indígena desfallecía de sed, luego de una profunda introspección, tocó con su bastón el suelo, de donde brotó un manantial, cuyas aguas tienen fama de curativas. En las cercanías, como ya vimos, se encontraba la posta, conocida con el mismo nombre, escenario de historias que animaron las fantasías de los tucumanos de entonces. También en Trancas se encuentran los yacimientos arqueológicos más importantes de la cultura candelaria.
Cuenca lechera
La cuenca lechera bovina tranqueña es una de las más importantes a nivel nacional. Su producción es volcada en varias industrias para la fabricación de productos regionales como el queso y el quesillo, de fama nacional e internacional. Con un volumen de producción de 70.000 litros diarios, su producción se comercializa también en Salta y la Patagonia.
A efectos de dar a conocer en detalle todos estos acontecimientos, y mostrar al visitante las industrias de la zona, consideramos propicia la ocasión de intervenir con la concreción de un centro de interpretación temático en el lugar conocido como Villa Vieja. De concretarse, podría construirse en la plaza misma, pues hoy es un cuadrado de tierra sin ornamento alguno. La idea es articular acciones desde la provincia con el Ente de Turismo y la Municipalidad de Trancas.
Las rutas o caminos temáticos en el mundo marcan en la actualidad los mapas turísticos de los principales países. Nuestro NOA, tan relegado en los últimos años, necesita estas ayudas y acompañamientos desde la Nación para levantar, desde la industria sin chimeneas, sus economías regionales.
Cabe resaltar que en la actualidad estos lugares son visitados, pero es evidente la carencia total de una infraestructura que los transforme en un potencial polo de desarrollo sustentable, que además de reafirmar la identidad, promueva las actividades económicas tan necesarias para poner en marcha la industria turística, generadora rápida de fuentes de empleo genuino y crecimiento económico. Una alentadora noticia fue la concreción del puente de ingreso a la ciudad de Trancas, que mejoró sustancialmente la accesibilidad a los lugares de visita. Esta es una zona que goza de todas las condiciones necesarias para que el Estado y los inversores converjan en un proyecto exitoso que dinamice la economía.
Posdata: En memoria del doctor Carlos Páez de la Torre, primer gran difusor de la importancia histórica y turística de la región.